miércoles, 2 de marzo de 2011

Realidad


Era un silencio inhumano. No se oía en la lejanía las olas chocando contra las rocas. Ningún ruiseñor cantaba. Ni ningún reloj hacía tic tac. Era un silencio opresor, que prácticamente dolía en los oídos. Los libros cerrados no susurraban viejas historias y la moqueta antiquísima no hablaba de países lejanos. El sol que entraba por la gran ventana con vistas al mar no traía mensajes de viajeros perdidos, ni el aire salobre el grito de un náufrago. Ni el viejo escritorio hablaba del inmenso bosque de donde venía su madera, ni el sillón orejero de piel oscura contaba historias de princesas y dragones. Sólo silencio. Silencio y ese hombre sentado al escritorio. Y el sonido de la pluma mojada en tinta rascando el papel amarillento y rugoso.
Y escribía. Imaginaba. Imaginaba una historia nunca contada de caballeros y princesas y naufragios y dragones. Aquel hombre levantó la vista del papel y se encontró con la triste realidad de su moqueta y su escritorio y su sillón y sus libros, y, muy triste, decidió volver con su pluma y su papel amarillento hacia la realidad -más real que la otra- que él había creado.
Teo.

5 comentarios:

  1. ¡Enorme! Cuantas cosas y no-cosas se pueden decir en un microrrelato. Gracias, Teo, por compartir tus creaciones, sobre todo cuando son tan sugerentes como esta. Sige escribiendo, anda, sigue creando realidades...

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  2. Realmente esplendido articulo. Muchas gracias sigue asi.

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  3. Que grande teo,es fascinante!! pon mas como este.
    un saludo familia

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  4. Me ha gustado mucho... Es verdad que, en ocasiones, regresar del mundo que has creado puede ser un poco "traumático", aunque también es cierto que la realidad supera siempre a la ficción... por el simple hecho de que es real :)
    Un abrazo

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  5. Impresionant. Està molt bé.

    Continua per favor publicant escrits i realts teus!

    Ànim Teo.

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