viernes, 11 de marzo de 2011

La hora de la siesta.

Acuarela sobre papel.
Hacía tiempo que no subía una pintura. Esta es una de las primeras que hice en mi vida. El juego de luces y sombras es lo que le da algo de interés a esta composición que, lejos de ser una buena obra, al menos es sugerente y uno cuando la ve puede decir algo así como: "Mira, qué gracia".
Evoca las tardes de verano, a esas horas en las que la chicharra se hace dueña del viento, el olor a salitre impregna los toldos amarillos, y el vaivén de las olas de un mar cercano le arrullan a uno invitándolee a acompañarlas por encima de la no-muerte. Magníficos momentos.
Japo.

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