sábado, 23 de junio de 2012

Noche

Hoy toca otro microrrelato. Esta vez versa sobre la noche. Es, como todos, una reflexión personal sobre una experiencia más o menos cierta.

03:28 am
No puedo dormir. Me levanto en la oscuridad y camino a tientas hacia la ventana. La abro y entra la noche. La noche con su silencio y su oscuridad.
El silencio nocturno se me antoja casi sagrado. Camino como un sacrílego, temeroso de romper el silencio. La oscuridad fuera de mi ventana es más oscura… ¿cómo explicarlo? Es una oscuridad más grande, más salvaje, más profunda, más misteriosa.
La noche entra también con ese fresco del crepúsculo de verano que hace que un escalofrío me recorra la espalda. Se escucha un coche circular a lo lejos… pero no pueden medirse las distancias en la noche. Algunos pájaros nocturnos, acechantes entre los árboles, ululan. Y su ulular en la noche no rompe el silencio, sino que lo hace más inmenso. Son el eco de la oscuridad, el reflejo del silencio.
En mi interior, mi yo más prudente me dice que cierre la ventana y vuelva a la seguridad de mis sábanas. En cambio, otra voz más aventurera me reta a adentrarme en la noche. Ve –me dice- a la noche. Descubre la vida salvaje, arriésgate, haz locuras. Yo sonrío ante el reto que me propone mi propia conciencia.
Está bien –me dije- vayamos a la noche, descubrámosla.

2 comentarios:

  1. Qué bueno. Claramente la noche es uno de nuestros temas preferidos. Es un instante de gran belleza, y es sencillo hacerlo eterno. Sigamos así. Cambiaremos el mundo.

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  2. La noche es sencillamente... sublime. The world is ours.

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