Hoy es 23 de abril, Día del Libro. Es tradición en Cataluña regalar por San Jorge un libro y una rosa a la mujer amada. No soy catalán, pero me gusta esta tradición. Regalemos historias y flores.
El 23 de abril de 1616 fallecieron Miguel de Cervantes y Willian Shakespeare, por eso se eligió esta fecha. Así que este es el mejor día del año para hablar de historias y de palabras. Os animo a que leáis mucho -seguro que lo hacéis, si no, no frecuentaríais este blog- y también a que escribáis. Arte. Y hoy, literatura. Palabras. Palabras que cambien el mundo. Hoy quiero compartir con vosotros otro microrrelato en clave de Poesía Viva.
Hoy me he perdido entre las palabras. He abierto un libro y entre sus tapas he jugado al escondite con la realidad. He soñado que vivía una vida que no era mía; una vida de palabras atrapadas en el papel.
Cuando muera quisiera ser una historia para que alguien la lea y la viva de nuevo conmigo, y volver a esconderme entre las palabras, a saltar sobre las oes y tropezarme con las comas, y quedarme dormido sobre los puntos suspensivos, y que, llegado el punto final, alguien pulse replay y todo empiece de nuevo.
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